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Protagonistas del Magisterio: Estela Crivelli, 60 años de recuerdos en la escuela

Fue profesora, vicedirectora y autora de un libro con la historia de los 50 años de la institución, entre otras labores. "Me inunda un orgullo indescriptible cuando digo que yo también soy del Glorioso", dice en en marco de nuestro 75 aniversario. Su recorrido.

imagen Protagonistas del Magisterio: Estela Crivelli, 60 años de recuerdos en la escuela

Nuestra Escuela del Magisterio cumple 75 años. Y su cumpleaños no sería nada sin sus protagonistas. Sin aquellos que pasaron por sus patios, sus pasillos y sus aulas. Sin su recuerdo de momentos grabados para siempre entre sus paredes. Por ello, entrevistamos a Nélida Estela Crivelli de Calcagno, una profesora muy reconocida, vicedirectora de muchos años en la institución. Además, escribió un libro con la historia de la Escuela para su 50 aniversario.

Me inunda un orgullo indescriptible cuando digo que yo también soy del Glorioso. Soy parte irreductible de esta hermosa Escuela del Magisterio. Tengo 77 años y esta institución educativa es más joven que yo porque fue creada el 29 de diciembre de 1947, es decir que pronto cumplirá los 75. Yo ingresé en 1957 cuando se tomó por primera vez un examen de ingreso para entrar a ella por la cantidad de postulantes, porque ya tenía fama de excelencia académica”, recuerda Estela.

Luego, menciona que cursó 6 años marcados por una intensa y extensa currícula que comprendía los día sábados. “Fue bajo la dirección de la doctora Carmen Vera Arenas que logró asociarla al plan Unesco, convirtiéndola en escuela piloto”, detalla la ex vicedirectora del Magisterio.

De todas formas, más allá de la formación Académica, Estela indica que lo que se creó en ese ámbito fue esencialmente la sociabilización, las amistades perecederas en el tiempo, la conjugación de los espíritus, los deseos de crear, de formar equipo, de compartir penas y alegrías. “Con ese bagaje egresé en 1962, hace 60 años, con el título de maestra normal superior y bachiller nacional”, cuenta.

El regreso a las aulas

Estela recuerda que solo se alejó de la escuela durante el breve tiempo que estuvo en la universidad. Luego, recién recibida de profesora de Filosofía y Letras tuvo la oportunidad de ingresar a la escuela para dictar griego y latín. “Fue una época difícil la de los 70 donde muchos funcionarios y grandes profesores debieron emigrar del país. Luego dicté lengua, literatura española e hispanoamericana y argentina”, señala.

Estela indica que la escuela se fue transformando según los vaivenes de la política. Fue así que tuvieron que defenderla del cierre que se pretendió hacer con la creación de los polimodales. Y en este sentido, dice que pusieron todo su empeño para evitar recortes, además del uso del espacio físico para una carrera de grado.

“Esa década del 90 fue conflictiva pero me permitió incursionar en la investigación. Bajo la dirección de la profesora Dora Cubas de Tramontana fui vicedirectora de la escuela. A la vez recopilé datos ayudada por alumnos, profesores, preceptores y autoridades y redacte ‘Yo la escuela del magisterio en mi cincuentenario”, destacó la docente.

Continuando, dijo que los polimodales desafiaron a la institución a la creación de nuevos espacios curriculares. En ese contexto, realizó estudios de sociología del arte en universidades extranjeras, en Italia, España y Portugal. “Así fueron surgiendo trabajos de investigación sobre patrimonio cultural que hoy forman parte de los EDI y luego otros trabajos que fueron volcados en distintos libros”, remarcó.

El respeto, lo más valioso

Estela indica que más allá del crecimiento personal y gracias al accionar de esta institución y sus autoridades que le dieron la libertad para investigar experimentar y aplicar métodos de investigación aparece lo realmente valioso: el respeto.

“Sí, el respeto que ha sido mutuo entre docentes, autoridades y alumnos. El altruismo, el darse al otro genuinamente, el compartir conocimientos sin egoísmo, la admiración por cada acto. El potenciar a los jóvenes a través de propuestas innovadoras y la respuesta de ellos hacia los profesores”, remarca la profesora jubilada.

Así, para terminar, cuenta que cada vez que ingresa a la escuela su corazón golpea fuerte. Sobre todo cuando la reciben las caras sonrientes de jóvenes que ni siquiera la conocen pero aún más, cuando transita por la galería y se asoma a la biblioteca, a la secretaría, a las salas de preceptoría o profesores los cuales la reciben con la misma calidez con la que lo han hecho desde que entró a la escuela cuando era una niña de 11 años.

“Son representaciones de las cosas percibidas que quedan en el alma. Por eso digo que mi táctica es quedarme en tu recuerdo, no sé cómo ni sé con qué pretexto, pero quedarme en vos, Magisterio”, finalizó.

 

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